Adviento, tiempo de gozosa preparación de la llegada, tiempo de color morado en la liturgia de la Iglesia, de despertar y avisar a todo el mundo ¡Qué está por venir el Señor!. De ponernos en camino y como dice San Lucas “Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes”. Oportunidad entonces, para hacer más bien aún y acercarse a María, pues es a través de Ella que viene el Redentor al mundo. Por su “FÍAT” Dios se hace hombre en Ella.
Es también el Adviento época de conversión y esperanza, de hacer un hueco en nosotros para la segunda venida de Jesucristo en la «majestad de su gloria», esperando su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna.
No nos dejemos despistar de lo esencial en estos días; luces, publicidad, cenas y demás distracciones que nos pueden alejar del verdadero sentido del Adviento, en el que la Iglesia llama a sus hijos que somos todos nosotros, a estar despiertos para recibir a Cristo nuestro Señor.