Skip to main content
Hoy “domingo del Buen Pastor”, el IV de Pascua, es el día elegido por la Iglesia para celebrar de forma conjunta, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Pretende suscitar en todos los jóvenes la pregunta seria y reflexiva sobre su vocación, y que la comunidad cristiana se implique en la promoción de las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento, bajo el lema, “Ponte en camino. No esperes más”.
Miles de jóvenes en el mundo, se harán muchas preguntas frente a su proyecto de vida para responder a Dios.
Puedes preguntarte mil cosas y alguna de estas respuestas, te pueden ayudar a discernir qué pide Dios hoy. Otras de estas mismas preguntas, te ayudarán a entran en el Castillo Interior de tu alma, y frente a Jesús, buscar la coherencia con su proyecto de amor:
¿Me acerco a Jesús, en la oración, para encontrarme con Él y dejar que me mire? ¿Estoy dispuesto a cambiar mi plan de vida, escuchando lo que Cristo quiera pedirme? ¿Soy consciente, que unas amistades sanas que transitan mi mismo camino de fe, me ayudan a dar mi respuesta de seguimiento a Cristo? ¿Visito con frecuencia el sagrario, para ponerme en su presencia y mirándole, preguntando al Señor cuál es su plan para mí?
El Papa Francisco, en su mensaje para la 60 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones nos dice: “La vocación es «el entramado entre elección divina y libertad humana», una relación dinámica y estimulante que tiene como interlocutores a Dios y al corazón humano. Así, el don de la vocación es como una semilla divina que brota en el terreno de nuestra vida, nos abre a Dios y nos abre a los demás para compartir con ellos el tesoro encontrado. Esta es la estructura fundamental de lo que entendemos por vocación: Dios llama amando y nosotros, agradecidos, respondemos amando. Nos descubrimos hijos e hijas amados por el mismo Padre y nos reconocemos hermanos y hermanas entre nosotros…”.
Jesús se encontró con sus discípulos. En el camino los buscó y encontró. Ellos, en una respuesta de amor y confianza se dejan guiar hacia el camino nuevo del Evangelio. Allí descubren una forma distinta “en espíritu y verdad”, de entregarle la vida: ¿Cómo responderías si fueras tú a quien el Señor le dijera estas palabras: Ven y sígueme?
¡Quiere que seas testigo de su amor! ¡Qué camines junto a Él! Dios espera una respuesta sincera, humilde y por supuesto valiente! ¡Ponte en camino. No esperes más!