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“No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro”. san Lucas 9,46-50

El Evangelio del hoy, es un llamado a formar equipo, algo que se nos olvida en la mayoría de las ocasiones porque no tenemos paciencia, porque creemos que vamos a estar mejor haciendo todo solo. Es una falacia. En este siglo de la “independencia” parece que la sana dependencia de Dios y de los demás, es como una reminiscencia del pasado, algo que hemos de dejar atrás, de olvidar, algo que oprime y machaca nuestra libertad. Otra falacia, porque a lo largo de la vida, hay periodos en los que ser independientes del todo, es lo más parecido a una utopía.

El Evangelio nos invita a transitar el camino del amor, a buscar en Jesús y en las personas que nos aman y amamos, un apoyo.  Ellos “están a favor nuestro” y nos pueden ayudar a subir el camino de la santidad con mejores pronósticos de éxito.

Es normal que nos desencantemos, a la larga somos desde la Creación, seres sociales que buscan las relaciones humanas y divinas con total normalidad y co-dependen sanamente unos de otros. Este sería el plan de Dios para el hombre “no es bueno que el hombre esté solo”.  Pero un sinfín de teorías que enarbolan la bandera de una falsa independencia, nos hace inclinarnos por construir un camino en el que solo yo, soy capaz de vencer y enfrentar todo lo que se me viene sin necesidad del otro y mucho menos de Dios.

Sin embargo, Jesús que nos conoce y sabe bien el barro del que estamos hechos, nos invita a buscar el camino de la libertad verdadera, aquella que nace de la confianza y que se abandona sin más en el amor de Dios que no termina.

Jesús…  cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí…”. El quiere cogernos de la mano para que andemos con seguridad. La seguridad que un niño tiene si coge fuerte la mano de sus padres. El niño sigue teniendo miedo si algo se lo produce, pero tiene confianza, una confianza segura y sin cuestionamientos. La seguridad no es despreocuparnos de las cosas, tampoco es olvidar nuestras obligaciones. Es más bien, vivir de la certeza grande de que Dios nos ama, de que nos acompañará y capacitará en los peores momentos. Jesús quiere coger tu mano sin cortar tu libertad. Desea hacer camino contigo, que le descubras en tu vida y que vuelvas hacer y sentir la seguridad de un niño. ¿Le dejas?