¿Sabías que San Francisco de Asís, vivía cinco Cuaresmas al año? Dedicaba doscientos días del año para estar sólo con el Señor. Doscientos días que pasaba aislado, en oración y mortificación. El fue quien creó la Cuaresma de Adviento o de la Encarnación, en preparación a la Navidad, y que va de la fiesta de todos los Santos a la vigilia de la Natividad del Señor.
La Cuaresma de la Epifanía o “Benedetta”; con esta cuaresma, San Francisco entendía hacer una relación entre el tiempo de Navidad y de Pascua.
Otra era La Cuaresma en honor a San Miguel, ayunaba devotísimamente e iniciaba el día de la Asunción (15 de Agosto), y la terminaba en el día de la fiesta de San Miguel Arcángel (29 de Septiembre). Otra devoción cuaresmal de nuestro Seráfico Padre, era a los santos Pedro y Pablo, esta, iniciaba el día de la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo (29 de Junio), hasta la fiesta de Asunción (15 de Agosto), demostrando la particular devoción por María, Madre y figura de la Iglesia.
Así que ya lo sabes, la Cuaresma no es solo un tiempo cronológico, es una actitud de apertura, humildad y acogida del plan de Dios en tu vida, y en ese aspecto, hemos de vivirla durante todo el año.