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Cigales, 21 de enero de 2020

 

Mamá…

Hay un huequecillo en mi ventana. Ahí ha estado siempre, desde que ocupé el primer día mi habitación o celda. Así es, y a pesar de ser mi aliado todo este tiempo ni siquiera me había dado cuenta. Me explico. Desde ese pequeño orificio, entra un rayo de luz que sin dejar nada completamente iluminado, me deja andar con soltura y confianza sin encender la luz eléctrica. Muchas noches olvidando algo, me he levantado de la cama a la luz de ese único y ténue rayo de luz.

Así es Jesús en nuestras vidas, le basta una pequeña brecha, un deseo libre y voluntario por pequeño que sea para entrar a tu casa, y cenar contigo. Esa pequeña brecha que en nuestro corazón un día ofrecimos a Jesús, posibilitó nuestra conversión, nuestro encuentro de salvación con el Salvador. Basta una luz, dejar la puerta entreabierta. Jesús siempre está esperándote ¿Le dejas entrar? ¿Dejas que su luz ilumine tus noches mamá?

 

Yo