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Esta comunidad tiene una fuerte raigambre asturiana. Muchas hermanas fueron de allí, y la comunidad fundadora provenía de Gijón. En el patio, las hermanas no se resistieron a levantar una ermita dedicada a la Patrona de Asturias. Allí, en medio de un costado del monasterio, tenemos un promontorio pequeño de piedra, una urna y la hiedra que la adorna. Todas las generaciones de clarisas alguna vez han ofrecido con amor una “visita a la Madre”.

Y es que cuando atravesamos una noche oscura, hay una tradición entre nosotras. Siempre la Madre Maestra o la Abadesa nos aconsejan:Si tienes un mal día, vente a hacer una “visita a la Madre”. Entonces, a los pies de María, aprendemos a colocar nuestros problemas o preocupaciones. Vamos seguras de que encontraremos a quien nos escuchará. Es un acto sencillo de confianza; a un tiempo, es también la búsqueda de consuelo en el Corazón Inmaculado de María. El camino hasta allí está lleno de rosales; rosas y espinas a veces van de la mano. Algo pedagógico tiene nuestra “visita a la Madre”.

1— Comprender que tenemos alguien que nos escucha, y ese alguien es María. 2— Que Ella acompaña nuestro caminar; que construye el futuro con nosotros imitando a Jesús.

3— Que la vida es una camino, que tiende a Dios, donde se suceden rosas y espinas.

4— Que Dios estará siempre, junto a su Madre, al final del camino.

5— Que somos frágiles, necesitadas de ayuda y apoyo; que no es bueno caminar sola.

Vuelves como nueva, muchas veces los problemas siguen allí, pero el sentirte acompañada, querida, tenida en cuenta… saberlo con toda certeza por la fe, nos hace enfrentar los problemas con una perspectiva diferente, menos emocional o racional y más espiritual. Vuelves con el FIAT de Maria en tu corazón, para poder decir “sí”, “sí” siempre al Señor con todo el amor y toda la alegría de la que se fía, de la que camina confiada.

Todos tenemos nuestra ermita de Covadonga, un lugar al que ir a los pies de la Virgen y pedirle que nos ayude a mirar el mundo con la mirada de su Hijo. A veces, nuestra ermita puede ser frente a una estampita, en una de las Iglesias cercanas, en medio del autobús o del trabajo. El punto físico no condiciona la eficacia de nuestra plegaria. Te recomiendo que, en todo momento, sea cual sea el estado de tu alma… vayas a visitar a María.