Es Navidad, y con este tiempo litúrgico llegan como todos los años los villancicos, algunos de ellos tienen más de trescientos años y siguen sonando y cantándose este 2023.
Según historiadores, el origen de los villancicos se remonta a la península ibérica en los siglos XV y XVII, naciendo estos cantos, como expresiones populares en las villas, sin ningún tipo de relación religiosa, donde los lugareños anunciaban noticias y sucesos al ritmo de melodías. Los villancicos eran uno de los tres principales géneros de la lírica primitiva hispánica popular, junto a las cantigas y las jarchas mozárabes.
Otros historiadores aseguran, que los villancicos se remontan al siglo V cuando se compusieron cantos populares referentes al misterio de la Encarnación con inspiración en la teología y liturgia de Navidad, creados, con el objetivo de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.
Es un error pensar, que los primeros villancicos cristianos los compusieran frailes franciscanos. San Francisco, sí escribió Psalmus in Nativitate (Salmo para el día de Navidad), que habla del nacimiento del Niño “que yacía en el pesebre porque no tenía sitio en la posada”. Sin embargo, el primer villancico no se escribiría hasta después de su muerte, por hermanos franciscanos.
Uno de los himnos navideños más antiguos es el himno de la Iglesia Latina Veni, Redemptor Gentium, escrito por san Ambrosio, obispo de Milán (340-397).
Noche de paz, Dime niño, Hacia Belén y muchos más, teñirán estos días con sus melodías nuestras casas y calles. Cantando villancicos, mostramos la inmensa alegría y agradecimiento al Señor, ayudándonos a preparar nuestros corazones para Su nacimiento.