Skip to main content

“…pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar”. San Lucas, 10

Todos conocemos este texto del Evangelio: Marta y María, las hermanas de Lázaro (amigos todos de Jesús), reciben al Maestro en su casa. Está de paso y por unos días, Betania está a disposición de recibir y hacer sentir bien al Maestro.

Marta se dedica a las cosas de la casa y prepara la comida. María, sin poder separar la vista de Jesús, se queda a sus pies escuchando su mensaje. La primera se inquieta: ¡María que hay mucho que hacer!

El Señor entonces le sale al encuentro con una de las frases más utilizadas para sustentar la teología y base bíblica de la vida contemplativa: Marta, Marta…afanada estás, pero María ha escogido la mejor parte y no le será quitada.

En este punto, se contraponen las dos tendencias en casi todas las explicaciones que oímos de este pasaje… ¿Es mejor escuchar a Jesús que cocinar? No creo que la tarea en sí, sea el motivo de la corrección de Jesús. El centro del pasaje,el kit de la cuestión es, en qué pones tus afanes.

Son dos posturas, las dos posturas de siempre. Una que precisa apuntalar y asegurar lo material para luego prestar atención a lo importante. La otra en cambio, sublima cualquier necesidad física, para supeditarla a una necesidad mayor: dejar los afanes en manos de Jesús, porque cuando nos ocupamos de sus cosas, Él se ocupa de las nuestras.

Puedes seguir anteponiendo en tus esquemas las posturas de las hermanas de Betania, puedes seguir ensalzando la vida contemplativa porque se dedica a escuchar a Jesús, pero algo te puedo decir: dentro de un convento no estás libre de perder el norte y ocupar tu intelecto y afanes en lo que no es importante. Es por eso que la actitud de María supera la de Marta. Marta cree que lo tiene todo preparado y listo, desde sus propias fuerzas. María en cambio, prefiere empezar por el agua que salta a vida eterna, sabiendo que luego el Señor se ocupará del resto.